Lo que Va de Ayer a Hoy
Por: Salvador Hernández García
Cronista de la Ciudad
Si en la materia de la política constructiva el lector cede
a la curiosidad de comparar a los activistas que protagonizaron al pasado con
los actores sucedáneos involucrados en el presente, a ojo de buen cubero
encontrará una notoria diferencia abismal entre los unos y los otros, y con
ello se explicarán las razones por las cuales, mientras que los primeros
tuvieron la capacidad suficiente para impulsar el desarrollo integral del
Municipio de Tuxpan, el cual vivió su época de oro durante el transcurso del
tercio intermedio (1935-1970) del pasado siglo XX, los segundos -en ese
sentido- no solamente han resultado incapaces e inoperantes, sino que además ni
siquiera han sido capaces de trascender su ámbito particular.
Un referente sobre el particular nos da cuenta de que hasta
la década de los años setenta del citado pasado siglo XX, los movimientos políticos
que se registraban en Tuxpan, eran practicados por personajes profesionalmente
versados y calificados en el desempeño de tal actividad, quienes entre otros
atributos y prendas particulares que formaban parte de su equipaje, se contaba
la de tener valiosos contactos y relaciones personales que cultivaban con los políticos
de Primer Plano más destacados en su momento a nivel Estatal y Federal,
incluyendo a Presidentes de la República, Gobernadores y Ministros de Estado,
con lo que se tuvo que a través de tan privilegiada ubicación, que por supuesto
no les cayó del cielo, la participación que aquella clase política puso a
contribución en las labores de gestoría y de representación popular
relacionados con los movimientos y proyectos socio-económicos, fueron los
generadores que dinamizaron el desarrollo integral de Tuxpan y de su zona periférica,
y los resultados que lograron y que están a la vista, fueron de óptima factura contándose
entre ellos la construcción de las Escolleras Norte y Sur de la Barra Norte; el
dragado permanente del Río Tuxpan; la construcción de los Muelles Fiscal y
Pesquero y el Recinto Portuario; la construcción del Muro de Contención y el Boulevard
Ribereño; la construcción del Hospital
Civil Regional “Emilio Alcázar”; la carretera estatal Tuxpan-Tamiahua; la
construcción del Mercado y el Palacio Municipal; la construcción de la Unidad
Deportiva; la rehabilitación de la Red de Agua Entubada, de Drenaje y
Alcantarillado; la reconstrucción y pavimentación de las Guarniciones,
Banquetas y Calles de Tuxpan, destruidas en su totalidad por la inundación de
1955; la Urbanización Integral de la Ciudad cabecera y de su principal
Congregación de Santiago de la Peña; la ampliación de la Infraestructura
Educativa, destacando la construcción de los 3 principales Planteles de
Enseñanza Media, la Escuela Secundaria Técnica número 2; la Escuela Secundaria “Manuel
C. Tello y la Escuela Federal”; la construcción del tramo carretero a la
Congregación de Chalahuite; la construcción y mantenimiento de los caminos
vecinales que comunican en toda temporada a la Ciudad –Cabecera Municipal con
sus 86 comunidades rurales-; su establecimiento industrial; la infraestructura
que permitió el desarrollo de Tuxpan; el Puente sobre su Río, etc, etc.
Y entre toda esa clase política que hicieron ello posible,
se pueden citar los nombres de Enrique Rodríguez Cano, José Fernández Gómez, Antonio Pulido Cobos,
Silverio Ricardo Alvarado, Nathaniel Ruiz Gómez, Lázaro Vargas Segura, Jorge Gutiérrez
Morales, Miguel López Lince, Manuel Pérez Martínez, Pedro L. Meléndez, Ing.
Julio Deschamps Pérez, Lic. Pericles Namorado Urrutia, Lic. Jesús Reyes
Heroles, Dr. Zózimo Pérez Castañeda, Lic. César Garizurieta, Lic. Demetrio Ruiz
Malerva, Sr. Emilio Ignacio de la Huerta Rosales, David Cordero Florencia,
Miguel Basáñez Sorcini, Sr. Crispín Bautista, Sr. Andrés Villegas Miette,
Alvaro Lorenzo Fernández, Sr. Simón Loya Osorio, Lic. Germán Fernández Gamundi,
Gral. Juan Soto Lara, Germán Granda, y otros destacados personajes cuyos
nombres lamento no recordar.
Sin embargo, ocurrió que en el transcurso de los años que
siguieron a la década de los setentas, el reloj biológico de la naturaleza en
su inevitable marcha, alcanzó a la mayoría
de los nombrados y su desaparición física trajo consigo un impase decreciente
en el cual languideció la actividad política de Primer Nivel, y lamentablemente
ese espacio fue usurpado politicastros llaneros e improvisados, por una surtida
cáfila de aventureros que han venido utilizando la actividad política para
medrar en su beneficio personal.
Así se tuvo que al hacerse inevitable el relevo de aquellas
piezas maestras del andamiaje político de Tuxpan, sus piezas de repuesto no
funcionaron al resultar de menor calidad que las originales, y su bajo
rendimiento se evidenció desde el momento en que, salvo esporádicas excepciones,
las acciones de gestoría y promoción de obras materiales cesaron casi por
completo, debido al nulo interés que en ese sentido demostraron los recién llegados,
y es que en realidad, aunque lo hubieran intentado, no lo habrían logrado
debido a que en la mayoría de ellos se carecía de la materia prima: Capacidad,
Vocación de Servicio y Amor por Tuxpan.
Y es abismal diferencia entre la generación de políticos del
pasado y los del presente, lo explica el hecho de que mientras que aquellos
eran personas bien intencionadas que nunca pretendieron tomar como “Modus
Vivendi” la política, y sus ingresos económicos dependían de sus negocios particulares
o de sus empleos, combinaron factores para dedicar parte de su tiempo libre a
las labores de gestoría y promoción de los proyectos y movimientos políticos y
socio-económicos susceptibles de impulsar el desarrollo de Tuxpan.
Eran estos personajes gentes de bien que apoyaban su
subsistencia y la solvencia de sus necesidades propias y de sus familiares en
el trabajo fecundo y creador, desempeñando con honestidad todo tipo de oficios
y profesiones, y en este variado activismo lo mismo se encontraban empresarios transportistas
que doctores, licenciados, comerciantes, diplomáticos, escritores, ingenieros,
obreros, campesinos, ganaderos, periodistas, maestros de obras y gente del
pueblo cuyo patrón universal era el de gente de bien, positiva, cuya prioridad
fue la de coadyuvar en el desarrollo de su comunidad; mientras que por otra
parte, aquellos que se “colaron de rondón”, de ninguna manera correspondieron
al perfil de sus antecesores, y antes al contrario a las primeras de cambio en
su gran mayoría se identificaron como “pescadores a río revuelto”, y en este
hibrido mazacote humanoide, lo mismo se puede advertir al mostrenco y oportunista
liderazgo de agostadero, que al dirigente obrero con músculos vírgenes de todo
esfuerzo físico, cuya única y elemental preocupación consiste en exprimirle los
bolsillos a las borregadas que controlan, sin que para nada les interese
participar en los proyectos y programas de gobierno, como no sea de otra manera
que como subcontratistas de obras públicas emboscados.
Así mismo se hacen notar -pese a sus deseos en contrario- otros
curiosos especímenes disfrazados de “luchadores sociales” (?) quienes emulando a los
hongos después de las lluvias, suelen emerger de las profundidades en donde
subyacen, sólo cuando se presentan los tiempos electorales, de preferencia los
procesos Municipales.
Estos mercachifles del “lumpen”, son los mismos invasores de
terrenos ajenos, profesionales de la lotificación clandestina, fabricantes de
los damnificados genéricos y similares de post temporadas de ciclones e
inundaciones, quienes por regla general suelen aparecérsele al candidato en
turno más prometedor, apoyándose en una claqué de oportunistas, a quienes
comercian sin garantía alguna como potenciales electores, para que a la hora
del triunfo le pasen su factura al cobro del candidato triunfador, mismo que
suele ser solventado con un cargo público relacionado con “el manejo de las
masas”.
Por su parte, las llamadas “lideresas de colonia”, desde
hace mucho tiempo han venido probando el merengue del pastel, actualmente ya no
se conforman con el batido, sino que ahora exigen una rebanada del sólido, y es
que Usted lo sabe, amigo lector, hay que cumplir con la igualdad de género tan
publicitado desde los tiempos de la señora Martita.
Total que ante la ausencia hoy de los personajes de antaño,
actualmente en Tuxpan se carece de auténticos elementos humanos capaces de
valorar que el fin primordial de la política es el de ejercerla en beneficio de
los habitantes de las Polis. Ya no hay en la actualidad especímenes de esa
naturaleza cuya impronta de auténticos luchadores sociales les motiva a
participar en toda actividad y movimiento social susceptible de beneficiar a su
comunidad.
Lamentablemente el ejemplo de esos pioneros ya no tuvo
secuela y, para mayor desgracia, los espacios que aquellos dejaron vacíos,
debido a las exigencias de los tiempos, hoy en día son usurpados por
funambulescos charlatanes de aldehuela, que han degenerado la actividad política
al grado de convertirla en un tianguis ocasional electorero, en donde impera la
“Ley de la Oferta y la Demanda”.
Y a la vista de los hechos no resulta aventurado coincidir
con la apreciación popular que se pronuncia en el sentido de que…¡TODO TIEMPO
PASADO FUE MEJOR!.
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Algunos Miembros de la Vieja Guardia Ruizcortinista. |
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